Azucena estaba en el jardín, disfrutaba cuidando las flores y plantas que con tanto cariño había sembrado.
Era una tarde de Primavera, la luz del sol iluminaba el entorno y ella ocupaba su tiempo regando su "Trocito de Paraíso" como le gustaba llamarlo.
Durante el tiempo que pasaba en su jardín Azucena era feliz, pues se le olvidaban sus problemas. La bonita combinación de colores la llenaban de una inmensa alegría y paz, era su pasión y su hobby y cada tarde procuraba dedicar al mismo un ratito, al menos una hora se decía para sí.
Como todo en la vida, había días que lo hacía y otros que por unas circunstancias u otras no podía, algunos días se le escapaban sin darse cuenta y no visitaba su lugar favorito y al llegar la noche ella recordaba su jardín como la última vez que lo visitó. "Mañana sin falta me acercaré a limpiarlo", se decía. Y se retiraba a descansar.
Seamos como Azucena, ella era feliz en su jardín, disfrutaba cuidándolo, era su hobby.
Procuremos nosotros no abandonar nuestros hobbies, aquello con lo que disfrutamos, lo que nos da paz y nos hace felices, lo que logra en nosotros que nos "olvidemos", al menos durante un rato de nuestras preocupaciones cotidianas.
El jardín de Azucena sirve de ejemplo, es una metáfora.
Cambia tú el nombre por aquella actividad que te apasione
y te proporcione todo lo que el jardín proporcionaba a Azucena
y disfrútalo.