Al nacer comenzamos a vivir, a respirar nadie nos enseña pero a VIVIR hemos de aprender. En un principio nos adaptamos a nuestro entorno mediante la protección de nuestros padres y familiares cercanos, mediante la observación aprendemos de ellos los usos y costumbres de la sociedad a la que pertenecemos.
Sin embargo, esto no es VIVIR, sino más bien sobrevivir.
VIVIR es algo mucho más complejo, y aprender a VIVIR tan sólo se consigue con los años, siendo la propia VIDA la mejor maestra, con las pruebas a las que nos somete a cada uno de nosotros.
Porque, aprender a VIVIR es aprender a caer y levantarse, aprender a limpiarse las heridas y continuar avanzando, hundirse y salir a flote.
Aprender a VIVIR es tomar conciencia de que en ocasiones la VIDA te golpeará con fuerza, y tú tendrás que estar preparado para soportar sus golpes y ante todo, a no rendirte, a encajarlos de la mejor manera posible, aceptando la situación de que se trate y aprender de ella, aferrándote a la VIDA con confianza y con la certeza de que aquello que sea lo superarás y con el tiempo quedará en tu recuerdo como una experiencia de VIDA dura, que superaste y te fortaleció.
A VIVIR se aprende afrontando los momentos difíciles con entereza y aplomo, superando la adversidad y entendiendo que la VIDA es un camino que hemos de recorrer, y que a lo largo del mismo nos encontraremos tramos difíciles, pedregosos y cuesta arriba, así como otros tramos más cómodos y bellos de transitar.
Por lo tanto, disfrutemos de la VIDA mientras podamos, estando preparados para superar los tramos difíciles de la misma.
Aprendamos a VIVIR celebrando lo bueno y superando lo malo, pues estas dos partes serán las que forjarán nuestro ser, nuestra existencia.