Siempre será tu decisión seguir el camino del TAO pero, ¿no crees que merece la pena intentarlo?.
Si la respuesta que has dado a la pregunta anterior es un "SÍ", entonces debes comenzar por tener muy presente el concepto de la filosofía taoísta denominado Wu wei (la acción mediante la inacción), el cual determina que la forma más adecuada de enfrentarse a una situación es no
actuar (no forzar), teniendo muy presente que no es lo mismo no actuar que no hacer nada. El Wu wei sería,
pues, una forma natural de hacer las cosas, sin forzarlas con artificios
que desvirtúen su armonía y principio, así el poder del TAO puede revelar tu grandeza interior y ayudarte a vencer la adversidad una y otra vez.
En nuestra vida el estrés se deriva de la complejidad, de no ser el Bloque Intacto que estamos destinados a ser desde que nacemos. Simplificar la vida reduce el estrés, por ejemplo, el secreto de competir con éxito reside en cooperar con tu mejor yo, no en competir con los demás. El contacto con la naturaleza también es un eficaz reductor del estrés. Así mismo, el humor y la risa se cuentan entre los mejores remedios para el estrés.
Si de verdad deseas alcanzar la felicidad duradera y, con ella, la serenidad, debes esforzarte sin tregua en comportarte de acuerdo a unos principios morales; esto es, debes ser una "buena" persona, hacer lo "correcto" y servir a causas "justas", lo cual requiere de una práctica constante.
Los taoístas reconocen que los estados de ánimo más tóxicos son la ira, la avaricia y la envidia. Sólo tú puedes provocar tu ira, tu avaricia o tu envidia, y sólo tú puedes eliminar esos impedimentos para alcanzar la serenidad. Además, siempre debes evitar el exceso, la extravagancia y la complacencia, pues la calidad de vida, junto con la serenidad suprema emanan del equilibrio, siendo las claves para llevar una vida equilibrada el quietismo, el dominio de sí mismo y la meditación, todo ello ejercitando con diligencia la fuerza de voluntad, reforzando sin tregua la visión positiva de nosotros mismos y del mundo en vez de la negativa.
El TAO nos enseña no a prolongar la cantidad de vida sino a mejorar su calidad.
Una vida es dichosa cuando se ha vaciado del miedo a la muerte.
Mientras consideres que la vida es algo que merece ser celebrado, cultivarás una profunda y duradera sensación de bienestar. Por el contrario, las personas que temen la muerte y buscan evitarla a toda costa, también sufren ese malestar.
Los taoístas valoran y celebran la vida y no son especialmente temerosos de la muerte.
Lao Tzu no era pacifista, dijo que debemos oponernos al mal, usando el bien ante todo y, en segundo lugar, y en tercer lugar... y sólo tomar las armas como último recurso. E incluso entonces, no debemos aspirar a la conquista, sino tan sólo a la liberación. Lao Tzu dice que tenemos el derecho, y también la obligación, de defendernos si nos atacan, aunque para él la más noble forma de defensa propia no es la que rechaza un ataque; más bien es la que impide que se produzca el ataque.
Los hombres y mujeres del TAO buscan crear valor para los demás, absteniéndose de destruir. Aman vivir en armonía, evitando la discordia. Desean morar en la cortesía, renunciando a la grosería. Quieren vivir en paz, evitando los conflictos. Aspiran a transformar el mal en bien, impidiendo toda masacre. Son amigos maravillosos y los vecinos ideales.