La Filosofía Zen se originó en distintas escuelas budistas inicialmente en la India en el s. VI a.C, para más tarde desarrollarse en China y extenderse a continuación hacia Vietnam, Corea y Japón, siendo en este último país donde alcanzará su máxima expresión a partir del s. XIII.
El objetivo final del Zen es alcanzar la iluminación por medio de la meditación, pretendiendo encontrar el camino que nos lleve hacia la liberación del dolor y del sufrimiento humanos.
Para el Zen la mentalidad racional interpreta artificialmente la realidad, por ello se opone al lenguaje conceptual propio de la mente racional, centrándose su doctrina en "el despertar de la conciencia", a ser posible de la forma más directa y eficaz para el ser humano.
Los maestros Zen afirman que "las palabras nunca pueden llegar a transmitir la verdad definitiva, sólo la vivencia directa".
La práctica del Za-Zen o Disciplina de la Meditación permite a la persona ir desarrollando dentro de sí misma cierta actitud mental ante las cosas, reflejándose esto en su vida cotidiana, por medio de su comportamiento ante las situaciones que se le presenten a lo largo de cada día.
Esta actitud o toma de conciencia presenta las siguientes características en la manera de actuar que tienen las personas que siguen esta Filosofía Zen, a saber:
- Simplicidad elegante.
-Perfecta concentración.
- Desapego en la acción.
- Humildad en el éxito.
- Serenidad impecable.
- Naturalidad en cada gesto.
- Maestría en la ejecución.
Lo anterior, llevado a su máxima expresión, consigue proveer de una tranquilidad y serenidad de espíritu muy elevados a las personas que interiorizan esta Filosofía de Vida.
Yendo un poquito más allá y a modo de conclusión final sólo me queda añadir que, si de verdad quieres que tu vida gire y cambie a mejor a nivel de toma de conciencia e iluminación interior, te bastará con tener muy presente las siguientes recomendaciones Zen:
1ª.- No te resistas a lo que es, simplemente acéptalo y déjalo fluir.
2ª.- No juzgues a los demás por sus actos, simplemente procura que los tuyos sean ejemplarizantes.
3ª.- No te apegues a nada, pues desnudos venimos al mundo y desnudos de él nos iremos.
Y para terminar podemos condensar estos tres principios en la siguiente frase:
" Esto también pasará "
Tengamos presente que todo en esta vida,
tanto lo "bueno" como lo "malo", todo pasará,
por lo que el creer y aceptar esto nos proporcionará
la serenidad y tranquilidad de espíritu que necesitamos
para vivir en paz, con nosotros mismos y con los demás.
Y ahora, para l@s que les guste recordar o bien para l@s que os habéis incorporado hace poco al seguimiento de este blog, os dejo a continuación el enlace a una entrada que publiqué justamente hace un año y que trata sobre la serenidad, pero esta vez desde el punto de vista cristiano:
Aceptar las circunstancias y fluir. Ese es el caldo de cultivo perfecto para crecer y seguir las metas...
ResponderEliminarBuenas entrada, Juan Ramón