Para la Sociología, la Educación ha de ser uno de los pilares fundamentales de cualquier sociedad, en el sentido de dotar a los ciudadanos o individuos de los conocimientos culturales, técnicos y profesionales necesarios para que, al finalizar su formación, se puedan incorporar al mercado laboral sin problemas y, desde éste, contribuyan con su aportación al desarrollo de la sociedad, tanto al crecimiento económico como social, cultural y de bienestar de la misma.
Sin embargo, continuamente comprobamos que las diferentes leyes educativas que se aprueban para regular el Sistema Educativo Español presentan carencias, derivadas principalmente del sesgo ideológico del gobierno que las aprueba.
Y es que, a día de hoy todavía hay centros educativos (los de mayor oferta formativa) en los que dentro de su plan de estudios conviven estudios regulados por la L.O.G.S.E. (Ley Orgánica General del Sistema Educativo de 1.990), con otros regulados por la L.O.E. (Ley Orgánica de Educación de 2.006), y otros regulados por la L.O.M.C.E. (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa de 2.013), con los inconvenientes y complejidad que ésto genera en los mismos para su gestión y desarrollo.
Indicadores claros de que el Sistema Educativo Español está "débil", "enfermo", siendo esta debilidad consecuencia directa de los intereses de los diferentes partidos políticos que llegan a gobernar, los cuales, centrándose en el "cortoplacismo", pareciera que sólo les importase dejar su impronta a modo de Ley Educativa propia, como si de una medalla se tratase, conseguida dentro del periodo en el que gobiernan, olvidándose de la sociedad a la que representan así como del consenso necesario para que una Ley de estas características dote de fortaleza al Sistema Educativo que regula, y lo haga no sólo en el corto, sino también en el medio y largo plazo.
Pues, un buen Sistema Educativo ha de estar regulado por una buena Ley, capaz de permanecer en vigor en el tiempo, eso sí, abierta a modificaciones y mejoras parciales propias del cambio, evolución y desarrollo de la sociedad, atendiendo a sus demandas y necesidades nuevas.
1.- Todos los partidos políticos con representación parlamentaria, aparcando sus diferentes ideologías, o al menos suavizándolas para poder llegar a un buen y gran consenso en la tramitación parlamentaria y en la aprobación de la Ley Educativa.
2.- Los diferentes representantes del mercado laboral, asociaciones de empresarios y sindicatos de trabajadores, que contribuyan indicando las necesidades que existen y que se prevé que existan en cuanto a la demanda de determinados perfiles profesionales.
3.- Los representantes de las Familias, asociaciones de Madres y Padres de alumnos, hay que escucharlos para estudiar las demandas que soliciten en lo que atañe a la educación de sus hijos.
4.- Los representantes del profesorado y demás personal de los centros educativos, tanto de los centros públicos como concertados y privados, pues ellos conocen el día a día del funcionamiento de éstos, así como la problemática en el aprendizaje por parte de los alumnos y en la gestión educativa y administrativa de los mismos.
Para finalizar, solo decir que desde un enfoque sociológico, una buena Ley Educativa debe fomentar la curiosidad, el aprendizaje y la creatividad por parte de todos los colectivos que conforman cualquier centro educativo, debe ser transversal, ajena a los vaivenes políticos que se puedan suceder, integradora en sociedades cada vez más multiculturales y, como indiqué anteriormente, abierta a posibles modificaciones para adaptarse a los cambios y evolución de la sociedad a la que pretenda servir.
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