Esta semana os traslado una historia
conmovedora y, como siempre, con un importante mensaje para la reflexión,
cuando la leí me emocioné y es por ello que deseo compartirla con vosotros,
aquí va:
CARRERA EMOTIVA
Hace unos años, en las olimpiadas para personas con discapacidad
de Seattle, también llamadas “Olimpiadas especiales”, nueve participantes,
todos con discapacidad intelectual, se alinearon para la salida de la carrera
de los cien metros lisos.
A la señal, todos partieron, no exactamente disparados, pero con
deseos de dar lo mejor de sí, terminar la carrera y ganar el premio. Todos,
excepto un muchacho, que tropezó, cayó al suelo y rodando comenzó a llorar. Los
otros ocho escucharon el llanto, disminuyeron el paso y miraron hacia atrás.
Vieron al muchacho en el suelo, se detuvieron y regresaron: TODOS.
Una de las muchachas, con síndrome de Down, se arrodilló, le dio
un beso y le dijo: “Listo, ahora vas a ganar”. Y todos, los nueve competidores
entrelazaron los brazos y caminaron juntos hasta la línea de llegada. El
estadio entero se puso de pie y en ese momento no había un solo par de ojos
secos. Los aplausos duraron largos minutos, las personas que estaban allí aquél
día, repiten y repiten esa historia hasta hoy.
Porque en el fondo, todos sabemos que lo que importa en esta
vida, más que ganar, es ayudar a los demás para vencer, aunque ello signifique
disminuir el paso y cambiar el rumbo. Porque el verdadero sentido de esta vida
no es que cada uno de nosotros gane en forma individual sino que: TODOS JUNTOS
GANEMOS.
Esta
historia y otras igualmente conmovedoras las podéis ver en el siguiente enlace:
Y ahora, puesto que estamos en estas fechas tan entrañables, me despido y os deseo a todos
*** FELIZ NAVIDAD ***