Para comenzar deciros que, la palabra terapia la utilizo en esta entrada atendiendo a su significado de: "Tratamiento destinado a solucionar problemas"; lo que significa que para mí la escritura es un medio de ayuda, pues me aporta calma, paz y sosiego.
Dicho esto, ahondamos en materia, os explico: hay un refrán o dicho popular que dice, "Agua que no has de beber, déjala correr", dicho de un modo práctico, que en la vida no seas egoísta y acaparador, de lo que se te ofrece o se presenta ante ti, tan sólo coge lo necesario, no acumules, no te lo quedes todo, de este modo aquello de lo que se trate llegará a más seres, se repartirá mejor. "Compartir como virtud".
Del mismo modo, otro dicho popular mantiene que "Un problema compartido es menos problema", esto es que cuando tienes un problema, si lo compartes con alguien de confianza, te servirá de desahogo y por tanto, en cierto modo te aliviará, haciéndote sentir mejor.
Aquí podemos situar el origen de las diversas y variadas terapias que pueden existir. Muchas personas se sirven por ejemplo del Sacramento de la Confesión ante un Sacerdote (Terapia del perdón), otras visitan al Psicólogo para pedir ayuda cuando se sienten sobrepasadas por el estrés u otros problemas personales (Terapia Psicológica). Hay también terapias de naturaleza, con animales, de meditación, etc.
Lo importante es el hecho de que todas las personas buscamos lo mismo: sentirnos bien, mejorar nuestra calidad de vida, pero no a nivel material sino más bien a nivel mental, emocional y espiritual; buscamos paz, tranquilidad y serenidad en estos tiempos complejos que vivimos.
Como decía al principio, la base de toda terapia es compartir, poner en común, esa es la virtud que nos libera de la pesada carga que nos ocasionan los problemas que podamos ir arrastrando en soledad.
Pues bien, mi terapia es la escritura, el poder ser capaz de dotar de sentido a todos los pensamientos que pasan por mi cabeza en determinados momentos y plasmarlos sobre el papel, con orden, coherencia y sentido, esto me libera de los mismos y me relaja, mi mente se aquieta y se siente bien, y yo con ella.
Y es que, en ocasiones mi mente entra en erupción como un volcán y es en estos momentos cuando tengo necesidad de escribir, de crear ríos de tinta para liberarme.
Este blog lo creé fruto de esta necesidad que sentía de encauzar mis pensamientos, y aquí sigo con él. Como un volcán, hay momentos de mayor actividad como cuando entra en erupción, otros momentos más calmados, de actividad relativa, y concluyo ya diciéndoos que si alguna vez dejo de publicar simplemente será porque una de dos: o no tendré nada que decir, esto será bueno pues mi mente habrá alcanzado un nivel de serenidad y equilibrio elevados, y debido a ello no necesitaré servirme de la terapia de la escritura. O simplemente habré muerto, ¡lo que sin duda sería más grave!.