Los humanos necesitamos seguir creyendo, y para ello precisamos de unos referentes o modelos en los que fijarnos, héroes y heroínas de bien que mantengan viva nuestra esperanza e ilusiones en que el mundo puede ir a mejor.
Estos modelos pueden ser personas reales que han marcado una época, como Mahatma Gandhi o la Madre Teresa de Calcuta en la India, o Nelson Mandela en Sudáfrica, por citar unos ejemplos; o bien pueden ser personajes mitológicos o de ficción, a estos últimos llegamos por medio del cine (películas épicas o de superhéroes), como pueden ser "Gladiator", "Conan el Bárbaro", la saga "Resident Evil", por mencionar algunos títulos (cada uno tendrá los suyos).
Lo que todos estos personajes protagonistas tienen en común es que en sociedades decadentes, donde los valores se pierden y la maldad, así como la falta de justicia campan a sus anchas, nos muestran una luz que nos reconforta, cuyo mensaje global es que por dura que sea la batalla al final el bien vencerá, y esto nos hace sentir mejor, confiando en que una vida mejor es posible.
Ante nuestros miedos y debilidades los humanos necesitamos al héroe, ese héroe o heroína que vemos en el cine o en determinados personajes históricos, ese héroe o heroína que habita en cada uno de nosotros, muchas veces agazapado en nuestro interior al no ser conscientes de nuestro potencial.
Si no creemos en nosotros nuestro héroe no se dejará ver. Tomemos por tanto nuestros referentes para avanzar y crecer y con el tiempo ser capaces de conocernos a nosotros mismos, al héroe o heroína que cada uno de nosotros somos, y así podamos sustituir la expresión:
"Todas las personas de bien necesitamos un héroe"
por esta otra:
"Como persona de bien, soy un héroe"