ACEPTAR PARA AVANZAR

     Siguiendo a la psiquiatra suiza-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross, en todo "duelo" la aceptación es la última fase, después de la negación, la ira, la negociación y la depresión.

     Pero el que sea la última fase no significa que sea la peor, sino todo lo contrario, pues es aquella que permite que asumamos lo ocurrido. La aceptación supone por tanto un "renacer", una "vuelta a la vida".

     Por lo anterior, y trasladando esto a las diferentes esferas de nuestra vida, ya se trate de un "fracaso personal, familiar, profesional, espiritual, sentimental, etc.", es imprescindible que recordemos que la aceptación de aquello que nos ocurra será la antesala de su superación, permitiéndonos con ello avanzar y continuar con nuestras vidas siendo capaces de mirar hacia delante nuevamente con ilusión y optimismo, pensando que todo mejorará.

     Sin lugar a dudas, es más fácil que aceptemos el éxito a que aceptemos el fracaso, pero de igual modo hemos de tener presente que el éxito puede ser arrollador y difícil de gestionar, por tanto al igual que el fracaso, requerirá un esfuerzo por nuestra parte para aceptarlo, asumir la nueva situación que nos ocasionará y de este modo lograr que no nos sobrepase.

     Ante el desequilibrio ocasionado en nuestra vida, sea éste debido tanto al "éxito" como al "fracaso o pérdida", la aceptación de la situación nos aportará nuevamente paz y serenidad, herramientas éstas que nos permitirán recuperar el equilibrio vital perdido, superando aquello de que se trate, aprendiendo del "duelo vivido" y así encarar la vida fortalecidos y con una nueva mirada...

     La aceptación va muy ligada a la adaptación, por tanto, en nuestra vida, fluyamos como el agua, capaz de adaptarse a cualquier recoveco del terreno. Se dice que el agua se adapta a cualquier envase, procuremos adaptarnos nosotros a las diferentes situaciones de nuestra vida, aceptando lo que venga y aprendiendo de ello.