¡Cómo pasa el tiempo!, ya llevo un mes en mi nuevo destino profesional, junto a mi hogar, se acabaron los desplazamientos por carretera, lo que incrementa mi bienestar.
Nuevo trabajo, nuevas funciones, nuevos compañeros. Me estoy adaptando rápido, me gusta mi trabajo y los compañeros me han acogido bien, estoy a gusto y eso es importante, me veo aquí durante los próximos años.
Más, con esta entrada quiero poner en valor mi anterior destino, pues qué fácil es cambiar de lugar de trabajo cuando estás a disgusto en el anterior, pero que difícil hacerlo cuando has pasado en él los últimos cuatro años y has formado parte del proyecto educativo del mismo. Y eso es lo que me ha pasado, pues los compañeros me hicieron sentir como en casa, me dieron la confianza y los medios que necesitaba para poder desarrollar mi trabajo de la mejor manera posible, así como su amistad, manifestada durante todo este tiempo.
Es por todo esto que me costó despedirme de ellos, cuando salí de allí el último día, con la tarjeta repleta con sus dedicatorias, llegue a casa emocionado, sabía que emprendía un nuevo camino, elegido por mí, y estaba contento, pero a la vez un poco melancólico por la cantidad de amigos y buenas personas, así como profesionales, que dejaba atrás.
¡Gracias por vuestras muestras de cariño,
sabed que os llevaré siempre en mi corazón!
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