GLORIA

 

     Domingo por la mañana, habitación de hospital, desde la ventana ella ve el cielo despejado que anuncia un bonito día de verano.

     La noche transcurrió tranquila, el descanso intermitente evitó el sueño profundo, aún así, Gloria pudo descansar.

     Muchas noches lleva ya durmiendo en el sillón, pues acompaña a los enfermos que la requieren, les brinda apoyo y toda su ayuda, los reconforta y anima durante su enfermedad o dolencia.

     En el hospital todos la conocen y aprecian, por su dedicación y entrega, por su calma y animosidad, y es que Gloria es luz de vida y la transmite a todo aquel que tiene la oportunidad de interactuar con ella.

     La vida en los hospitales no es fácil, ni para los enfermos ingresados ni para los acompañantes de los mismos, son días de incertidumbre, de dudas y de miedos, que tanto unos como otros luchan por superar, cada uno a su manera, cada uno como puede.

     Cuando la salud es esquiva, allí aparece Gloria, para acompañar al paciente y a sus familiares en tan duro trance.

     Y es que a Gloria no se la ve, a Gloria se la siente, pues ella es esa luz que nos guía, que nos ayuda a sobrellevar la pesada carga de la enfermedad y la incertidumbre, y todo aquel que en las situaciones complicadas es capaz de mirar hacia su interior la encuentra, ese impulso vital que te anima a continuar y a no desfallecer, que te da calma y temple cuando más lo necesitas.

     Gloria y Esperanza, dos palabras con un significado inmenso de ayuda, luz, confianza y paz, a los que todos nos aferramos en las situaciones complicadas de nuestra vida.