"La naturaleza no necesita al hombre,
pero el hombre sí necesita de la naturaleza"
- Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo -
En tiempo calmo todo fluye, en plena naturaleza los seres vivos se afanan en sus menesteres cotidianos.
Flores, animales y paisaje conforman un lienzo equilibrado y sereno de armonía natural.
El ser humano en este entorno no es más que un "intruso incómodo", pero este "intruso" también disfruta del medio natural, de lo que ve y percibe por sus sentidos, y si sólo va a deleitarse en ese entorno paseando y respirando el aire puro, no causa ningún mal y su alma se reconforta.
Por contra, en tiempo de tempestad todo se detiene, los animales se resguardan en sus nidos y madrigueras a la espera de que la tempestad se aleje.
Así mismo, las plantas, arbustos y árboles quedan a merced de las fuerzas de la naturaleza, indefensas ante el poder devastador del viento y la lluvia.
De igual modo, los humanos padecemos ante la tempestad, procuramos buscar refugio a la espera de que ésta no sea caótica y destructiva.
Tiempo calmo y tempestad, dos caras de una misma moneda, necesarias ambas pero en su justa medida. Equilibrio en ocasiones difícil de lograr pero muy necesario para el desarrollo de la vida en la Tierra.
Por el planeta Tierra, nuestro hogar terrenal y físico, y por el equilibrio necesario para la vida en el mismo.
¡Contribuyamos todos a mejorarlo en la medida de nuestras posibilidades!.