Para los cristianos el misterio de la Santísima Trinidad es un dogma de fe basado en la creencia de que Dios Padre, Jesucristo Hijo y el Espíritu Santo (la paloma) son las tres figuras más representativas del cristianismo y a la vez constituyen una sola, Dios.
Muchos de nosotros hemos visto esta representación innumerables veces, más aún si habitamos en sociedades con un alto grado de implantación de la religión cristiana.
Estamos acostumbrados a relacionar a la Trinidad con lo divino, pero haciendo un ejercicio de reflexión podemos preguntarnos lo siguiente, ¿No será la Trinidad una representación metafórica del ser humano?, donde partiríamos del supuesto de que el hombre o mujer estaríamos constituidos por 3 partes: el Hijo representaría nuestra parte física, tangible, lo que vemos, lo humano ("Jesucristo se hizo hombre"). El Padre sería nuestra mente, la parte creadora y emocional que todos tenemos ("Dios Creador"). Y el Espíritu Santo representaría a nuestra parte espiritual ("La Paloma").
Dicho lo anterior podemos concluir que el equilibrio de estas tres partes dotan al ser humano de plenitud, pero no hemos de descuidar ninguna de ellas, tomemos consciencia de esto, pues por ejemplo, si un hombre o mujer se centra en su parte física solamente sin duda se sentirán vacíos, su existencia no será plena.
Por lo tanto, dediquemos tiempo a desarrollar las tres facetas de nuestro ser: física, mental y espiritual, las 2 primeras procurando llevar una vida saludable y emocionalmente equilibrada, y la espiritual mediante la meditación.
Aquella persona que se aproxime o logre alcanzar el equilibrio entre estas tres partes que nos constituyen, alcanzará un estado de serenidad y plenitud que harán que la armonía brille en su vida.
La Totalidad se representa en la Santísima Trinidad,
el ser humano es Trinidad,
humano y divino a la vez.
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