En la ciudad de las sombras es muy difícil vivir,
pues la luz transita ausente sin acordarse de mí.
Entre tinieblas avanzo sin poder bien distinguir
todo lo bonito y bello que se aparece ante mí.
Tan solo pido al destino me permita contemplar
la luz ausente de sombras en toda su inmensidad,
para gozar de lo bueno sin acordarme del mal.
Que lleguen buenos momentos y los sepa apreciar,
disfrutando cada instante como si no fuera a haber más,
y los malos los soporte de manera magistral,
con entereza encomiable y una gran tenacidad,
confiando que sean breves y los pueda superar.
Si la luz está conmigo mi vida breve será,
pues pasará con alegría y disfrutándola sin más.
Si las sombras me acorralan que mal lo voy a pasar,
cuan larga será mi vida, pues lenta ésta pasará
entre lamentos y aflicciones que dificulten mi caminar.
De la ciudad de la sombras yo me quiero alejar,
ya en el horizonte atisbo un poco de claridad.
Esa claridad es indicio de algo mucho mayor,
de la luz resplandeciente, del canto del ruiseñor,
de los momentos hermosos que me quedan por vivir.
Hacia ella dirijo mis pasos, mi mente y todo mi ser,
detrás van quedando las sombras que ya no me alcanzarán,
ni atormentarán mis días de aquí a la eternidad.
- Juan Ramón 2022 -
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