Enclavado en lo alto de una sierra, un Monasterio aislado destaca entre la naturaleza.
En la actualidad está habitado por diez monjes y el Abad que lo dirige.
La vida diaria en el Monasterio transcurre con cierta tranquilidad, sin ruidos que distraigan a los monjes de sus quehaceres, pues aparte de sus momentos de oración, en los que participan todos, luego tienen distribuidas otras tareas para el buen funcionamiento de la congregación, unos en cocina y comedor, otros en el huerto cultivando verduras y hortalizas y otros en la granja, cuidando de las gallinas, conejos y cabras.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte algo ha cambiado que tiene a los monjes un tanto molestos, y no ha sido otra cosa que el comportamiento de uno de ellos, pues Fray Tagarote ha cogido la costumbre de llegar siempre tarde a sus tareas, sean las que fueren, da igual que le toque servicio de cocina, comedor, huerto o granja, se presenta entre quince y treinta minutos tarde, sus compañeros ya se han cansado de su comportamiento y quieren darle un escarmiento.
Han determinado que el momento perfecto es en las llamadas al desayuno, comida y cena, puesto que ante estas llamadas Fray Tagarote siempre es el primero, cuando se abre la puerta del comedor ya está allí, puntual e incluso antes de tiempo, esperando ansioso su momento favorito.
Y ¿cómo lo van a hacer?, pues lo pondrán en práctica en los turnos que no le toque comedor ni cocina.
Todos de acuerdo, cuando llamen a comedor, llegarán tarde entre quince y treinta minutos, al igual que Fray Tagarote en sus tareas. Y puesto que la norma del Monasterio es la de que no se sirve el servicio hasta que no estén todos los hermanos sentados a la mesa, le tocará esperar impaciente ese momento y reprimir sus ganas de comer una y otra vez.
Si Fray Tagarote se queja, entonces el Abad le hará ver que eso mismo es lo que él les hace a sus compañeros de tarea cada vez que llega tarde, invitándolo a que corrija su comportamiento desde ese momento en adelante, pues la falta de puntualidad no deja de ser una falta de respeto hacia los que han llegado a la hora fijada, organizando su tiempo para ello.
Fray Tagarote aprendió la lección, lo malo de esta historia es que hay muchos "Fray Tagarote" fuera del Monasterio.