En nuestro día a día, para evitar que suframos picos de estrés y consecuentemente deterioro de nuestra salud, hemos de buscar el equilibrio entre nuestra parte psíquica, esto es "lo que pensamos", nuestra parte emocional, esto es "lo que sentimos", y nuestra parte física, esto es "lo que hacemos", cómo actuamos y nos comportamos, tanto con nosotros mismos como con los demás.
Este equilibrio es el que te aproximará a la plenitud, siendo el estrés siempre una consecuencia de un desequilibrio llevado al extremo entre estas facetas de nuestro ser.
Hemos de tener presente que los aspectos emocionales y energéticos es lo primero que colapsa el cuerpo.
El médico de la antigua Grecia Hipócrates decía:
"Antes de curar a alguien, pregúntale si está dispuesto
a renunciar a las cosas que lo enfermaron".
Y es que, desprenderse de los roles impuestos (sean estos familiares, sociales, etc.) que no nos hacen sentir bien es imprescindible para rebajar nuestros niveles de estrés, pues estos pueden llegar a deteriorar nuestra salud.
Ya lo decía Carl Jung
(médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo del s. XX):
"No soy lo que me ha pasado,
soy lo que decido ser".
Pues, una mayor capacidad de adaptación a las diversas circunstancias que vivas te alejarán de las enfermedades y, por el contrario, una menor adaptación incrementarán tu nivel de estrés, y éste mantenido en el tiempo puede ocasionarte un deterioro importante de la salud.
No es fácil alcanzar la armonía entre nuestra parte física, psíquica y emocional, ni mucho menos, pero tomar conciencia de ello es el primer paso para que podamos actuar en consecuencia y así intentar conseguirla.
Si señor equilibrio para todo, es el secreto de esta vida... Somos química segun tu estado de equilibrio ostentará el cortisol percusor de muchos problemas en nuestro cuerpo y mente.
ResponderEliminarUn saludo amigo.
Equilibrio. La clave del "todo".
ResponderEliminar