Los que saben del tema mantienen que un cierto nivel de estrés puede ser aceptable y hasta positivo, ya que ante situaciones de peligro nuestro nivel de atención y alerta aumenta y esto nos puede servir de ayuda, bien sea para enfrentarnos a algo complejo o simplemente para evitarnos un daño o accidente.
Pero si el nivel de estrés se dispara el efecto en nuestro organismo es el contrario, pues nos puede alterar hasta hacernos perder el control, nublando nuestros sentidos e incluso llevándonos al bloqueo físico y mental.
Pues bien, para evitar esto último y mantener nuestro nivel de estrés a raya hemos de aplicar en nuestra vida cotidiana la siguiente fórmula anti-estrés:
1º) Por regla general, no preocuparnos por las cosas pequeñas.
2º) Recordar que la mayoría de las cosas... ¡son pequeñas!
Estas reglas bien aplicadas nos ayudan a relativizar aquello que sea que nos preocupe, evitando así que nos desestabilicemos y haciendo que de ese modo podamos enfrentar la situación con calma y serenidad.
Aplicar esta fórmula es algo que depende de cada uno de nosotros, de nada externo, podemos decir que está en nuestra mano, y al hacerlo nos acercamos poco a poco a la tan buscada "felicidad", pues ya lo decía el poeta lírico y satírico en lengua latina Horacio (65 a.C.-8 a.C.):
"Recorres el mundo en busca de una felicidad
que está siempre
al alcance de tu mano"
¡ Vamos !
Muy buena reflexión y muy acertada
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