Al "valle de la muerte" tan sólo se llega cuando uno no ve salida a su situación personal, cuando tras mucho padecer, bien sea física o psicológicamente, uno está y se siente agotado, frustrado, sin objetivos ni nada que lo estimulen a seguir hacia delante.
El "valle de la muerte" es el pozo de la desesperación, de la angustia que siente todo aquel que no encuentra sentido a su vida, por lo tanto, es el punto crítico en el que la persona no tiene fuerzas para continuar luchando, y en el peor de los casos puede llegar a abandonarse e incluso, a quitarse la vida.
Más, ¿cómo animar a todo aquel que se encuentra en este punto de su existencia?, pues difícilmente se puede llevar esto a cabo, debido a que puede caerse en el tópico del dicho: "Qué bien habla el sano con el enfermo".
Pero no por ello vamos a dejar de intentarlo, cierto es que quien mejor puede entender y comprender a quién se encuentra en el "valle de la muerte" es aquel que, "o bien ha estado allí o ha pasado cerca".
Y es que, del "valle de la muerte" se puede salir, pero hay que transitarlo, con mucha dificultad y sin sabores, siendo el tiempo el mejor aliado para recorrerlo.
Día a día, soportando el dolor y sufrimiento que te aflige. Pues cada día superado en el "valle de la muerte" es un paso más hacia tu recuperación, el tiempo sana, así como la ayuda externa que uno pueda necesitar.
No rendirse es vital para poder superar estos duros momentos y situaciones y salir del "valle de la muerte" para regresar al "valle de la vida" y volver a sonreír, a ilusionarse y entusiasmarse nuevamente con el hecho de estar vivo.
¡ HASTA PRONTO !
Lo importante cuando se transita por él es confiar en que nada dura para siempre, que todo acaba pasando y que aunque no lo parezca... llegará un día en que vuelvas a ver la luz, vuelves a renacer ( como tú bien dices) y vuelves a ilusionarte y a sonreír.
ResponderEliminarEs dificilísimo pedir ayuda y fundamental dejarse ayudar, pero en esos tormentosos momentos se tiende a cerrarse al mundo y aislarse o a ponerse una máscara delante de los demás.
Las personas cercanas pueden ser fundamentales para reconocerlo y ayudar sin agobiar, aprendiendo a escuchar y sobre todo...a no juzgar.
Puede parecer que es fácil decirlo, pero cobra sentido si quien lo dice a vuelto de allí.