O lo que es lo mismo, presta atención al silencio, aprende a ser consciente de su existencia y de su valor, y de lo necesario y útil que para el ser humano puede resultar su disfrute.
Pues el título de esta semana, aunque pudiera parecer contradictorio no lo es en absoluto, ya que vivimos rodeados de "ruido", sea este ocasionado por el entorno en el que vivimos, o el más importante, el generado por nosotros mismos, esto es, por el constante bombardeo de nuestra mente, ¿no os suena?.
Por este motivo escribo esta entrada, para alentaros a tod@s a que intentéis "escuchar el silencio". ¿Cómo?, pues reservando unos minutos al día para ello, es decir, que pongáis intención, busquéis un lugar acogedor de vuestra casa, lo más aislado del ruido exterior posible, os acomodéis, cerréis los ojos y a continuación intentéis relajaros, comenzando por vuestra respiración, pausada y tranquila, y continuando por vuestro cuerpo, relajad todos los músculos, sin prisas, sin reloj, e iréis comprobando como vuestra mente también comenzará a relajarse y empezaréis a disfrutar del momento, de vuestro momento.
Es muy gratificante, pues comprobaréis que poco a poco comenzaréis a escuchar sonidos que nunca antes habíais oído, como por ejemplo el segundero de un reloj, el chasquido de un mueble, etc., sonidos que en nuestra vida cotidiana nos pasan desapercibidos, ahora en este momento de silencio que nos encontramos somos capaces de escuchar.
Porque escuchar el silencio nos relajará, nos tranquilizará logrando serenarnos, bajando nuestro nivel de estrés y haciendo que experimentemos una sensación de plenitud interior desbordante.
Si no podéis realizar esta práctica todos los días, intentad al menos hacerla una vez a la semana, ¡no os arrepentiréis!.
Del mismo modo que esta técnica la aplicamos para relajarnos, también nos servirá para que cuando estemos con otras personas, tomemos consciencia y valoremos los silencios que puedan producirse en la conversación, y como dice un proverbio hindú:
"cuando hables, procura que tus palabras
sean mejores que el silencio"
De igual forma y siguiendo ahora a William Shakespeare (1565-1616), escritor británico, recordad que:
"es mejor ser rey de tu silencio
que esclavo de tus palabras"
Y para finalizar os dejo un ejemplo de la fuerza que puede contener el silencio:
"Tú, yo, y el silencio entre los dos,
cuando una sola mirada basta
para expresar los sentimientos
que nos profesamos"
¿No es maravilloso?, ahora ya podéis reflexionar un poquito sobre este tema, yo me despido de vosotr@s hasta la próxima publicación.
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